jueves, 8 de enero de 2009

EL LIBRO DE BIOQUANTUM Capítulo 8 Enfermedad y salud


Supongo que si te enfrentaras a un problema grave de salud, ya sea en tu persona o en alguien allegado a ti, buscarías de inmediato una solución, ¿no es así? Cuando el humano se ve envuelto en una situación en la que su vida corre peligro instintivamente averigua la manera de encontrar algo que le proporcione una salida rápida y confiable. En tiempos pasados si uno se enfermaba acudía a los dioses, santos y vírgenes para solicitarles ayuda; se les hacía oración u ofrendas, y si aquellos lo creían justo y necesario, le regresaban al enfermo la salud. Se sabe que existen brujos y chamanes que por medio de brebajes, sahumerios y “limpiezas” donde emplean el poder de los elementales de la naturaleza, etc., logran sacar adelante y curan algunas veces a su concurrida clientela.
Hay individuos que para encontrar la felicidad, el amor y la salud, se prenden del cuello hasta el ‘molcajete’ y no dejan de usar talismanes o amuletos que llevan siempre a la vista o bajo su ropa. Ahora en nuestros días, con tantos adelantos científicos y tecnológicos, la mayoría de los pacientes procuran su bienestar acudiendo a los sistemas de salud pública y privada y cada quien juzga al profesional de la medicina si es bueno o malo en relación a si le resuelve satisfactoriamente su enfermedad. ¿O tú qué dices?
Investigando la raíz etimológica de la palabra paciente, ésta quiere decir, en verdad: ‘el que tiene paz interior’. Entonces debemos entender que alguien enferma una vez que pierde la armonía interna. Si te haces impaciente y te consumes energéticamente por dentro atraes desarreglos físicos y eso te puede postrar en cama. Salud quiere decir: bienestar —estar bien— con uno mismo y con el entorno. Enfermedad es la ausencia de la salud, por tanto, es desarmonía con uno mismo y con el medio ambiente que lo rodea. Toda desarmonía produce descompensación energética en el cuerpo físico, mental, emocional y espiritual.
Estando ‘bajo de energía’ acudes al médico, el cual te dará algo para que te tranquilices. Quizás lo que te suministró te reste aún más la energía y empeore tu situación; así entras sin darte cuenta en un círculo vicioso del que te es difícil escapar. Vuelves al facultativo para que te revise otra vez con la intención de que te cure y éste te somete a pruebas, estudios, rayos x, etc., y todo aparece normal, pero tú sigues sintiéndote mal. Si duras así por cierto tiempo terminas somatizando una enfermedad y no hay más remedio que hospitalizarte. Empieza así un largo tratamiento y experimentan con tu persona. En realidad poco importa que mueras, lo que verdaderamente les interesa —a algunos, no a todos— es que no te cures, porque mientras sigas enfermo, tu dinero estará contribuyendo a robustecer las arcas de una gigantesca maquinaria que acrecienta su capital a costa de tu vida. Ja, ja, ja. ¡No me digas que no lo sabías!
Si pones tu enfermedad en manos de gente sin un verdadero conocimiento superior estarás muy alejado de lograr un estado de salud integral, te lo juro; porque tratarán de mantenerte enfermo todo el tiempo posible. Muchos de los que tienen un título para curar —sin saberlo, porque así fueron educados—, cuidan muy bien de la enfermedad y se despreocupan completamente de la salud. ¿Entiendes? Hablando claro, hay a quienes la salud no les representa ningún beneficio, y la enfermedad sí que es un buen negocio. ¿A quién beneficia la salud? Nada más a quien la posee. ¿Y a quién favorece la enfermedad? Pues a muchos, menos a quien la padece. Entonces, ¿quién está feliz llevándose jugosas ganancias a merced de los enfermos? ¿Quién crees tú que propicia esta terrible situación? Seguramente cierta mafia que la forman empresas distribuidoras o intermediarias de los laboratorios farmacéuticos y los consumidores finales.
Muchos tratamientos clínicos en la actualidad, salvo las infecciones que se tratan con antibióticos o la cirugía reconstructiva, no son más que meros paliativos. Las estructuras de salud buscan vender productos que los médicos saben que no ayudan en nada y los recetan sólo porque se les ha hecho creer que no se puede hacer otra cosa y que no hay solución para muchas de las enfermedades con las que se enfrentan. ¡Qué feo está eso!, ¿verdad? Pero esa es la realidad con la que están lidiando algunos médicos honestos. Pobres, los considero. Se sienten como David luchando contra Goliat.
Toda enfermedad a la que se encuentra cura es una enfermedad que deja de producir beneficios a la industria monopolizadora, y ésta lo que busca no es sanarte, sino ganar dinero con tus enfermedades vendiéndote costosos medicamentos que sólo te “controlan” pero nunca te alivian completamente. ¿Te has fijado que cuando sale a la luz pública algún producto que podría mejorar la salud de mucha gente y quitarles la dependencia de ciertos fármacos de alto costo, enseguida desaparece del mercado o es retirado aduciendo que tiene efectos secundarios? Yo me pregunto: ¿Acaso la medicina de patente no tiene efectos secundarios nocivos? ¡Claro que los tienen!, la diferencia es que éstos gozan de licencia para expenderse y suministrarse aunque sólo sirvan para mantener dependiente al cliente y así seguir fomentando el enorme negocio que representa la enfermedad. ¡Vaya con estos!
Lo que no es negocio para la mafia controladora es un producto que, encima de ser barato, resuelva algún problema de salud. ¿Por qué crees que persiguen a médicos y terapeutas que curan enfermedades de manera natural? Porque están fuera del gigantesco sistema económico y eso afecta a los grandes consorcios. ¿Sabías que algunos programas de salud de ciertos países están manejados?; unos son controlados en forma abierta y desvergonzada y otros sin que se note mucho por los dueños de la industria farmacéutica y distribuidora, que son propietarios también de la petroquímica, la banca y, por consiguiente, de la economía mundial, etc., y presionan o imponen muchas veces a los gobernantes por el poder tan grande que tienen…
Pero, voy a dejar en paz a los mafiosos y hablaré de algo más interesante, mejor. Por todos es sabido que al menos un 70% del cuerpo físico está constituido por agua. Tampoco se ignora que casi todas las funciones vitales están sujetas y regidas al flujo de ese vital líquido, por lo que debes entender que tu organismo requiere de una importante cantidad diaria de agua para que los nutrientes lleguen a todas partes y las distintas funciones bioquímicas tengan lugar. Si hay escasez de agua en tu cuerpo es seguro que sobrevenga la deshidratación provocando un mal funcionamiento de alguno de tus sistemas. Si no suministras a tu organismo suficiente agua, la poca que haya en tu interior se destinará a los órganos más importantes como el cerebro, pulmones, hígado, riñones y algunas glándulas, las cuales tienen prioridad sobre los músculos, huesos y piel, así que, si esa situación se mantiene por un tiempo, habrá sistemas que dejen de desempeñar su función en forma correcta.
Tu cuerpo necesita un mínimo de dos litros de agua cada día para que realice bien su trabajo; si no los estás tomando, puede ser esta la causa de algunas de tus dolencias. El agua no puedes cambiarla por refrescos, cerveza, vino, café, té o cualquier otra bebida. Si tu cuerpo se deshidrata, los procesos fisiológicos que se establecen son los mismos que cuando sufres estrés. La deshidratación es el principal estresante de toda materia viva, y cuando ésta se hace crónica causa varias enfermedades. Pon atención a lo que te digo; no eches en saco roto mis advertencias.
El agua es una de las mejores medicinas naturales para que contrarrestes un gran número de padecimientos; lo bueno es que no entraña peligro alguno recetarla, porque carece de efectos secundarios negativos. Ten cuidado con los analgésicos, porque esos sí que saben ocultar los signos de deshidratación del cuerpo; de hecho, algunos dolores se pueden interpretar como señales de una reducción crónica de agua en la zona donde se localiza el malestar. Es probable que si tienes frente a ti a una persona supuestamente enferma, no sea más que alguien sediento a quien puedes devolverle la salud recomendándole simplemente que ingiera la cantidad de agua adecuada. Suena obvio, ¿no te parece?
Todos los alimentos y líquidos que consumes diariamente llevan en su interior partículas de luz. Precisamente el contenido energético de la comida y las bebidas es lo que determina su valor biológico vital, así, la información existente en tu alimentación pasa a formar parte de ti. Según la ‘información’ que recibas —positiva o negativa— por lo que comas, es lo que determinará tu estado de salud física, emocional y espiritual. Cuando utilizas agua para beber, expulsas a través de la orina las toxinas que acumula el cuerpo y que a veces causan molestias. También hace que las sustancias nocivas que ingieres no se queden en tu interior al ser desalojadas por los mecanismos con que cuenta tu cuerpo. Para llevar a cabo sus dos misiones fundamentales, es decir, transportar elementos nutritivos y drenar los desechos orgánicos, el agua primero se encarga de disolver todas las sustancias y luego las arrastra, porque es ligera, diurética, se asimila fácilmente y no tiene el inconveniente de formar microcristales dañinos para el organismo.
Además de actuar como drenante general, ayuda a regular los sistemas circulatorio, nervioso, locomotor, digestivo, respiratorio, excretor, reproductor y endocrino. Entre otras funciones que realiza el agua cabe destacar las que siguen: disminuye la viscosidad de la sangre, energetiza, favorece la función pancreática, colabora eficazmente en el proceso digestivo disolviendo las sales de los alimentos, se asimilan mejor los nutrientes evitando estreñimiento y diarrea, limpia los poros de la piel a profundidad por lo que ésta queda húmeda y suave más tiempo evitando resequedad, favorece la normalización de los índices de colesterol y de urea, regula la presión arterial, actúa sobre el tono y la elasticidad de los pulmones y el estómago, tiene efectos positivos sobre las variaciones en el sistema hormonal y ayuda a eliminar la celulitis. ¿Qué tal? Divina el agua, ¿no?
Aunque por medio de la destilación, filtración y otros sistemas se extraen sustancias nocivas del agua, es bueno saber que no se eliminan las ‘frecuencias’ grabadas en ella y éstas ejercen su efecto en los sistemas biológicos. Es decir, la información de las sustancias con las que ha estado en contacto permanecen en ella y se transmiten a tu cuerpo al ser ingeridas, ¿entiendes? La homeopatía y las flores de Bach funcionan precisamente porque el agua almacena la información de las sustancias que se diluyen en ella. El agua es un ser viviente y posee la capacidad de almacenar en su estructura reticular, en forma de frecuencias electromagnéticas, la información de las sustancias de todo tipo con las que tiene relación física, ya sean minerales, vitaminas, aminoácidos, etc.
El agua registra la luz, el sonido, las emociones y los pensamientos; y la información que transmite a través de múltiples frecuencias no se borra con facilidad. Repito, la voz, los pensamientos y las emociones humanas alteran positiva o negativamente la estructura molecular del agua. El agua no sólo almacena información, también sentimientos y conciencia y reacciona ante cualquier mensaje. Estoy segurísimo que te pones grave al bombardearte con pensamientos y palabras negativas, ya que tu organismo está constituido por agua hasta en un 70%, no lo olvides jamás. Así que, no pienses ni hables mal de los demás porque terminas provocándoles una enfermedad. ¿Me lo prometes? Ten mucho cuidado pues.
Ahora quiero hablarte acerca de algunas emociones como causa principal de desarmonía interna y que te provocan, al no saber manejarlas, muchos trastornos y hasta la muerte; me estoy refiriendo a la ira, odio, amargura, resentimiento, etc. Aprender a manejar tu ira es prioritario en este mundo convulsionado por tantas emociones negativas. Estimo conveniente que sepas que el odio y sus derivados son implantes de limitación que te impiden ver a los demás como una proyección tuya.
Todos somos iguales. Todos somos células de un mismo organismo vivo que es el planeta donde vivimos. ¿Por qué crees que se dan los conflictos entre humanos? Porque en medio de una discusión alguien se enoja por algo. Pero ¿por qué? Porque defiende aquello que piensa que le pertenece y porque cree que lo suyo es mejor que lo del otro; no comprende la situación y se ciega, se le nubla el entendimiento, la razón, se encoleriza y empieza la pelea. La enfermedad del cáncer, por ejemplo, que padece un sinnúmero de personas actualmente, lo propicia nada más y nada menos que la ira.
El mal del siglo, el sida, tiene mucho qué ver con lo que te acabo de decir; de hecho, esta grave enfermedad se debe a la manifestación de dos emociones combinadas: la ira y la incapacidad de perdonar. La falta de clemencia es la que ataca y destruye el sistema inmunológico, porque mantiene a la persona en un estado de enojo permanente. Casi todos saben que el ‘vih’ se manifestó originalmente más entre la comunidad gay; ¿por qué crees que haya sido de esa manera? Porque los homosexuales se han sentido victimizados por mucho tiempo, como lo ha sido la raza negra también. Todos ellos son quienes más han sufrido el racismo en este planeta. Actualmente el sida se ha diseminado independientemente del color, género, edad o preferencia sexual. Pero si te das cuenta, se ha infiltrado como una epidemia principalmente en las regiones donde escasea la clemencia.
Hay personas que preguntan por qué un niño recién nacido viene con sida; se debe a que ha sido codificado genéticamente con esa impresión. Así, remontándose al origen, es posible que el abuelo, bisabuelo o tatarabuelo sufrieran a manos del racismo un abuso que haya sido tan traumático que quedó grabado en sus genes. Esa impresión celular se convierte en parte del acerbo energético que sigue transmitiéndose a través de todas las generaciones. Cuando alguien es concebido, carga con información genética de cinco generaciones por parte de su madre y de siete generaciones por parte de su padre. Así que, si retrocedes hasta siete generaciones que le precedieron, ya estaba allí el sida. Y si el pequeño tuvo en su vida anterior otros problemas semejantes que hayan intensificado en él la ira o la falta de clemencia, esto podría incrementarse en su cuerpo. En la medida en que una persona con enfermedades aparentemente sin cura empiece a reconocer y a enfrentar sus problemas podrá desterrar la causa y sanará por completo. Te lo digo yo.
Quizás ya lo sepas, pero quiero que lo tengas presente, el cáncer, junto con el sida, son los mayores asesinos en el planeta entero. Déjame darte un valioso tip: normalmente el cáncer se origina en la zona exterior del organismo para evitar el calor interior; las células cancerígenas siempre tienden a migrar hacia las regiones más frías del cuerpo, por eso en el corazón y el intestino delgado, que son órganos que se mantienen calientes, nunca se presenta el cáncer. La mayoría de los enfermos de cáncer son friolentos, y el estado de los mismos empeora durante las estaciones con bajas temperaturas. Ello se debe a que el frío propicia un crecimiento rápido de la enfermedad. Las células tumorales buscan siempre estar lo más cerca posible del exterior, por lo que la aplicación externa de calor delata su presencia al enrojecerse más que las células sanas, eso te permite saber justamente en qué parte se encuentra el mal.
¿Quieres saber cómo desterrar enfermedades de cáncer y sida en cualquier persona? Aplicando la terapia del perdón, no hay de otra. Saber conducir al verdadero perdón a un individuo enfermo de cáncer o sida es la medicina más eficaz de todas las que existen en el mundo; ese es un remedio infalible. Te lo digo por experiencia; tengo documentados cientos de casos de personas que se encontraban en ‘fase terminal’, y gracias a que he aplicado en ellos esa hermosa técnica personalmente, ahora están restablecidos por completo. ¿Cómo la ves desde ahí?
¿Sabías que la energía del perdón hace olvidar ofensas, alivia los resentimientos y te devuelve la salud perdida? Pues sí, así es, exactamente. ¿Has vivido una traición o has tenido un trato injusto de parte de alguien más y crees que aquello que te hicieron no tiene perdón de Dios? Por favor, ¡ni lo pienses! No te aferres a la rabia y al dolor que eso te pudo haber causado. Sólo quiero decirte una cosa: perdonar puede reportarte enormes beneficios; perdonar a tus enemigos es una eficaz forma de aplacar la ira, te ayuda a reducir el estrés y, por ende, te sentirás mucho más liviano y saludable.
¿Sabías que hacer las paces con quien te ofendió puede mágicamente desterrar, entre otros, el dolor de espalda crónico que padeces; y que el perdón disminuye las recaídas en personas adictas ya sea a la droga, fármacos, tabaco, alcohol, etc.? Por si no lo sabías, fíjate que el poder curativo del perdón es tal que con el simple hecho de pensar en la reconciliación te traerá grandes beneficios emocionales, te liberará de la molesta ira y te ayudará a quitar muchos trastornos físicos, ¿cómo la ves? Está de más decir que la vida no es fácil para muchos porque siempre hay pruebas que superar…
Ciertas personas han sufrido la desgracia de perder un ser querido a manos de la delincuencia, etc., y ante esos terribles acontecimientos terminan aferrados al dolor y al resentimiento. Y yo te pregunto: ¿sabías que el odio es un cáncer que corroe tu alma y que es uno de los responsables directos de succionar la vitalidad de muchos de tus órganos internos? ¿Te acuerdas de los gusanos energéticos de los que te hablé en capítulos anteriores y del alimento tan sabroso que les proporcionas con tus emociones negativas? Sigue entonces siendo víctima de las circunstancias, anda, sigue. Nadie te pide que pares; que al cabo a mí no es al que le duele. Es a ti.
Llevar a cuestas una carga de amargura y rabia por haber sufrido un agravio es muy dañino para tu salud, para que no te atrevas siquiera a atarte al rencor; de ninguna manera te lo recomiendo. ¿Sabías que estás programado —implantado— para reaccionar ante cualquier cosa que te produzca tensión? Y es que tu bendito cuerpo segrega adrenalina y cortisol, lo cual te acelera el pulso, la respiración y el pensamiento, trayendo como consecuencia un aumento en el nivel de glucosa en tu sangre. Quiero que sepas que la ira y el resentimiento convierten en toxinas las hormonas que deberían protegerte.
El efecto inhibidor del cortisol sobre tu sistema inmunológico está asociado con algunos trastornos graves porque atrofia las neuronas, causa pérdida de memoria y aumenta la presión arterial propiciando el endurecimiento de las arterias y la aparición de males cardiacos. Nada más chécate esto: perdonar detiene la secreción indiscriminada de esas hormonas, ¿qué tal? El perdón es un poderoso antídoto contra la ira, misma que se asocia estrechamente con la hipertensión crónica y la propensión a las afecciones del corazón, ¿eh? Cuando tú perdones las ofensas podrás volver a respirar tranquilo y tu hermoso corazón ya no querrá salirse de su lugar más.
Analiza los hechos con objetividad. Sin tener que justificar al ofensor, entiende sus motivaciones; examina tus sentimientos al respecto. No te tomes tan a pecho las cosas; a final de cuentas eres tú quien resulta lastimado. Piensa en lo bueno del tirano que te sometió, no sólo en sus actos hirientes. Perdona por convicción, no por presión. Otorga el perdón desde el centro mismo de tu corazón; entiende lo que te digo. Aliviando tu alma salvarás tu vida. No te dañes a ti mismo ni dañes a los demás. Necesitas un consuelo profundo... necesitas amar. Ah, y no olvides perdonar tus propias deficiencias, errores y fallas; sólo así dejarás atrás los fantasmas que te impiden vivir con plenitud.
Aferrarte a un resentimiento quiere decir que te has resignado a permanecer enojado. Deja de actuar como un niño rabioso y mejor ponte a trabajar internamente. Cuando renuncies al rencor sustituirás la hostilidad por sentimientos positivos y con ello traerás tranquilidad a tu mente y a tu cuerpo. Tu angustia desaparecerá, ya no tendrás jaquecas o migraña, no conocerás el insomnio, tampoco el dolor de espalda y dirás adiós al estrés, ¿cómo la ves? Salió verso sin esfuerzo.
Otras enfermedades son resultado de una mala alimentación. Pon mucha atención al consumo excesivo de proteínas porque te producen exceso de acidez, eso mismo te hace que pierdas calcio y después sufras de osteoporosis. También existe una conexión importante entre el sobrepeso y la diabetes. Si quieres curarte, vigila estrechamente lo que comes; quizás comes en exceso porque tu comida carece de nutrientes. ¿No será que comes mucho por una razón diferente al hambre? ¿Qué tal si estás “hambriento” de una vida más significativa? Porque si es así, la solución está en tu actitud para con la vida.
El problema de obesidad es casi siempre resultado del exceso de comida y de no hacer ejercicio físico suficiente; rara vez está relacionado tan sólo a problemas glandulares. Lo que comes es la cuestión más importante en tu salud, cuida de no vivir sólo de comida procesada porque eso te acarrea muchos problemas. Tu cuerpo necesita carbohidratos de alta calidad, granos integrales, algo de proteínas, las cuales encuentras en los frijoles y productos de soya y, por favor, consume mucha agua y vegetales. ¡Salud!